Oscuro regreso al pasado
Dailos González Díaz
La sacrosanta Unión Europea, que en su día nos fue vendida bajo los eslóganes de la paz, la prosperidad, el progreso y los valores democráticos, está mostrando su cara más cruda y reaccionaria. A la directiva Bolkestein se le añaden ahora otras medidas neoliberales y ultraderechistas como la Directiva sobre la inmigración o la jornada de 65 horas, que nos retrotraen a tiempos oscuros de la humanidad. Con estos viajes hacia atrás en el tiempo más vale andar prevenidos no sea que dentro de unos años descubramos que desaparece el sufragio universal y se vuelve al censitario, si bien esto último es poco probable, puesto que el sistema democrático burgués ya está desde hace tiempo tan perfeccionado que resulta muy difícil que un movimiento de izquierdas que apueste por la transformación de la sociedad tenga posibilidades de alcanzar el poder (para evitarlo utilizan otras vías como la ilegalización, o la desestabilización y el golpe de estado en caso de que la izquierda transformadora alcance el gobierno). El sufragio universal quizás no, pero el derecho a huelga sí que puede verse más duramente restringido.
Lo inquietante de todo esto, es que ante estos atentados contra los derechos de la clase trabajadora y de los inmigrantes pobres, apenas esté habiendo respuesta más allá de sectores reducidos y concienciados de la población, esos que son pintados por el poder como “los cuatro exaltados radicales”, y “los del no a todo”. Grandes conquistas sociales que costaron años de lucha y muchas vidas humanas, son eliminadas de golpe y plumazo en el Parlamento Europeo y en los despachos y reuniones de la gran burguesía.
En estos momentos de crisis, que están siendo aprovechados por el poder para implantar sus políticas más reaccionarias, la izquierda revolucionaria ha de dotarse de la fuerza social suficiente para poder hacer frente y frenar todos estos atropellos. Pero no debemos actuar únicamente a la defensiva, si no aspiramos a lograr nuevas conquistas sociales y a transformar radicalmente la realidad sólo conseguiremos retroceder cada vez más y seguir perdiendo derechos paulatinamente. El poder se encuentra bastante confiado porque cree que no va a encontrar oposición, y por eso se atreve a imponer medidas del calibre de las que se están imponiendo en la actualidad.
Pero si la crisis comienza a mostrarse ya en sus facetas más cruda, ya no habrá televisión que valga, ya no habrá pan ni circo que amarren al pueblo a las cadenas del conformismo y la comodidad, pero si la izquierda revolucionaria no está preparada, el descontento puede ser el pasto propicio para las posiciones más reaccionarias, y ya estamos viendo como desde hace tiempo, este poder asesino está preparando todo para que ante la problemática social de la que ellos son causantes, la población culpe al inmigrante pobre, que como él, sufre las consecuencias de este sistema injusto. Una crisis también puede traer como consecuencia un auge de las posiciones racistas y fascistas, y debemos estar preparados para evitarlo.
(...)
ya que estamos juntos, unámonos
si no, estamos perdidos.
Lo inquietante de todo esto, es que ante estos atentados contra los derechos de la clase trabajadora y de los inmigrantes pobres, apenas esté habiendo respuesta más allá de sectores reducidos y concienciados de la población, esos que son pintados por el poder como “los cuatro exaltados radicales”, y “los del no a todo”. Grandes conquistas sociales que costaron años de lucha y muchas vidas humanas, son eliminadas de golpe y plumazo en el Parlamento Europeo y en los despachos y reuniones de la gran burguesía.
En estos momentos de crisis, que están siendo aprovechados por el poder para implantar sus políticas más reaccionarias, la izquierda revolucionaria ha de dotarse de la fuerza social suficiente para poder hacer frente y frenar todos estos atropellos. Pero no debemos actuar únicamente a la defensiva, si no aspiramos a lograr nuevas conquistas sociales y a transformar radicalmente la realidad sólo conseguiremos retroceder cada vez más y seguir perdiendo derechos paulatinamente. El poder se encuentra bastante confiado porque cree que no va a encontrar oposición, y por eso se atreve a imponer medidas del calibre de las que se están imponiendo en la actualidad.
Pero si la crisis comienza a mostrarse ya en sus facetas más cruda, ya no habrá televisión que valga, ya no habrá pan ni circo que amarren al pueblo a las cadenas del conformismo y la comodidad, pero si la izquierda revolucionaria no está preparada, el descontento puede ser el pasto propicio para las posiciones más reaccionarias, y ya estamos viendo como desde hace tiempo, este poder asesino está preparando todo para que ante la problemática social de la que ellos son causantes, la población culpe al inmigrante pobre, que como él, sufre las consecuencias de este sistema injusto. Una crisis también puede traer como consecuencia un auge de las posiciones racistas y fascistas, y debemos estar preparados para evitarlo.
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ya que estamos juntos, unámonos
si no, estamos perdidos.