Los Golfos

23/8/08


Pareciera ahora que el golf es la panacea que liberará a La Palma de todos los males, y que los alemanes e ingleses se mueren de ganas de desplazarse miles de kilómetros sólo para jugar al golf en una islita africana que queda pallá pa casal carajo. El hecho de que pretendan llenar toda la isla de campos de golf únicamente puede explicarse teniendo en cuenta que esta es la nueva forma que tienen los constructores que nos gobiernan de saltarse la moratoria que supuestamente limita la construcción de nuevas camas hoteleras. En torno a esta locura habría que lanzar una serie de reflexiones:

En primer lugar de nada vale seguir aumentando la oferta hotelera en la isla de La Palma si el turismo en esta isla ya tocó techo.

En segundo lugar, no se puede implantar un modelo turístico masificado de "sol y playa" en la isla de La Palma, entre otras cosas porque sería absurdo en una isla que no se caracteriza precisamente por sus grandes playas. Tampoco podemos pretender ofrecer al turista las mismas cosas que puede encontrar en cualquier otro lugar del mundo. Vivimos en una isla única, y ese es el mejor atractivo que podemos ofrecer al turista, por lo que sería un absurdo destruir estas cosas que hacen única a la isla con tal de que vengan más turistas porque al final el resultado va a ser justo el contrario. El golf, deporte elitista donde los haya, existe en otros lugares del mundo, incluido el sitio de donde vienen los turistas; nuestros parajes naturales no, sólo existen aquí y su pérdida será irreparable. Debemos promover no sólo nuestros valores naturales, sino también los culturales, y no sólo promoverlos de cara al turismo, sino, prioritariamente, promoverlos entre los propios palmeros.

En tercer lugar, tampoco se puede pretender implantar en la isla un modelo turístico de masas ya agotado y que tantos destrozos causó y causa en las islas centrales y orientales. Un turismo masificado no crea solo problemas medioambientales, sino también problemas y conflictos sociales. Debemos ser conscientes de nuestros límites y de la capacidad de carga de la isla, y olvidarnos de pretender crecer indefinidamente, puesto que ello es imposible. No debemos aspirar a que vengan más turistas, sino a que esta actividad deje realmente beneficios en el pueblo. A quienes argumentan con la cantinela de que el turismo crea puestos de trabajo, le respondemos que deseamos un futuro que vaya mucho más allá de coger la bandeja y servir mesas, y de hacerle las camas y limpiar la mierda que dejan los turistas a cambio de un misero salario.

¿NEOLIBERALISMO? NO, GRACIAS

Esta humanidad doliente ve todos los días en los medios de comunicación guerras por el control de los recursos naturales, pederastia, accidentes aéreos, despidos masivos, deslocalizaciones de empresas, violencia de género, destrucción del medio ambiente, homofobia, racismo.



No nos engañemos: el neoliberalismo, el capitalismo de toda la vida es eso. La idea darwinista de que el pez grande se come al chico produce monstruos. “Ataca tú antes de que te ataquen. Si eres político roba, aprovecha ahora que puedes hacerlo. Si eres empresario, explota. Si eres currante, desconfía del negro, viene a quitarte el trabajo. No permitas que te pisen, para ello pisa tú antes”. Estas son las máximas del monopoly en que se ha convertido nuestra sociedad burguesa decadente.



Es el sistema de la mentira. Tal es así que incluso llegamos a creer que El Quijote de Cervantes dice eso de “Ladran, Sancho, luego cabalgamos”, cuando no es así. Si no, que lo demuestre el que lo encuentre en alguna de sus páginas.



El pasado lunes 18 de agosto, un alcalde de pueblo –con todo respeto para los pueblos de Canarias- les decía a unos miembros de Unidad del Pueblo que la Reserva para Inversiones en Canarias había servido para crear puestos de trabajo y diversificar la economía, que no se había utilizado para la compra de yates, pisos de lujo o para explotar países como República Dominicana, Cabo Verde, etc. Gregorio Alonso, -así se llama este burgomaestre de Fuencaliente por Coalición Canaria-, afirmaba que los datos del CES (Consejo Económico y Fiscal) son “falsos”, que los argumentos de la izquierda son “demagógicos” y que sus militantes son “utópicos”.



El neoliberalismo a la canaria produce individuos como el tal Alonso, que se atreven a poner en duda incluso los datos de los suyos. Pero ahora resulta que Cáritas también miente cuando dice que hay 570.000 pobres en el Archipiélago, o que es falso que los sueldos de los trabajadores y trabajadoras canarias son un 18% más bajos que en el resto del Estado. O que la tasa de fracaso escolar –según el Informe PISA, de la OCDE- es de un 35% en secundaria. ¿Son falsos también los sueldazos insultantes de los jerifaltes del Gobierno de Canarias?



Yo este sistema no lo quiero ni para ellos. Si algo diferencia a la izquierda de la derecha es la lucha por el hombre nuevo, del que hablaba Ernesto Guevara. Por la distribución de la riqueza. Por la cultura, por el respeto hacia el ser humano y la naturaleza, por el tiempo en forma de futuro, que está a favor de los pequeños, como decía Silvio:



“El tiempo está a favor de los pequeños
de los desnudos, de los olvidados.
El tiempo está a favor de buenos sueños
y se pronuncia a golpes apurados.”



Rubén Alemán Secretario del Comité Local de Las Palmas de Gran Canaria de UNIDAD DEL PUEBLO y miembro del Consejo Nacional